martes, 19 de enero de 2010
Identikit
Los poetas,
no reímos en rima,
explotamos en llanto sin métrica,
un amor imposible nos desconsuela
hasta brotarnos la musa más pródiga.
Los poetas,
no pensamos en redondillas,
nos encasquetamos un sombrero
para evitar las letras fugitivas,
dormimos junto a los libros
y cada trozo de papel es alimento
a la voracidad de la tinta...
Los poetas
no somos poéticos….
-somos poetas-.
Postal otoñal nocturna
Las frases humean en el papel,
como la taza de sopa esta noche, humeaba desde la mesa.
Solo soy una mano insuficiente,
destripando sueños en la hoja,
pobre hoja,
receptora de vicios excitados
en tinta indiscreta.
El vapor inunda la habitación,
abandono la escritura
así diluye un poco esta atmósfera saturada.
Imprudentes habíamos cruzado
miradas en la mañana,
aún me laten los ojos.
Suspendidas de la luna, llena de humo,
distingo unas palabras dedicadas.
martes, 5 de enero de 2010
Poesía y cárcel-en sayito-
La cárcel un espacio, testigo de la realidad social de una comunidad, las falencias encarnadas esquíen pueblan esta población dentro de otra población.
En este caso se reúnen, cárcel y genero, una cárcel de mujeres, dos puntos álgidos en las estructura capitalista (todos estamos insertos en ella).
La escritura esta ligada prejuiciosamente a determinados niveles sociales, económicos y culturales, es inimaginable que una mujer en situación de “marginalidad” pueda expresarse a través de la poesía.
La tumba, el muerto –no esta muerto quien dice-con mas razón en la artesanal tarea de escribir un poema, esta subjetividad expuesta, puede traspasar los limites físicos, que están vedados para su autor.
El poema alejado de lugar donde fuese concebido, editado en prolija letra de imprenta, dejara su condición subjetiva, generara comentarios, reflexiones, reescrituras, etc., asumiendo su condición representativa (política).
Una noche
Nada se parece a esa noche,
enredando la palabra que pide lo que no desea,
obstruyendo lo que transita, ensordeciendo la melodía.
No hay quien sostenga esta noche, ni las ganas ,
ni la fuerza
que desprende el cansancio.
Ni la mera idea de responder al agravio,
o escupir el agrio sabor que destilan las entrañas.
Una noche, no se cual,
la palabra no sostuvo tu sonrisa.
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